lunes, 9 de marzo de 2009

Tª de los Usos y las Gratificaciones


Como ya hemos hablado en otros trabajos, los medios de comunicación cumplen una serie de funciones tanto en la sociedad en general como en cada uno de los miembros de ella. Algunas de estas funciones puede ser, por ejemplo, la propagandística a favor de objetivos sociales. Con los medios se busca concienciar a la sociedad sobre ciertos cambios o mejoras necesarias para el bien común, que además contribuye a unificar o mantener unida a una sociedad heterogénea. Otra de las funciones de los medios es la de transmitir o comunicar cultura desde todas partes del mundo, algo que en la antigüedad resultaba impensable ya que para que una información recorriera 500 kilómetros podrían transcurrir meses. Por último, tal vez la función más importante de los medios sea la de entretener al espectador, este puede ser uno de los fines mismos para los que éstos fueron creados, y un objetivo que probablemente todos persigan cumplir.

Una vez vistas algunas de sus funciones, podemos empezar a hablar de los usos y gratificaciones que obtenemos de los medios de comunicación. El manual de Pilar Carrera define a estos usos y gratificaciones como “una subjetivación de las funciones de los medios”, esto es, lo que cada uno de nosotros obtenemos de los medios y cómo le sacamos partido a esa información.
Está claro que no todas las personas obtienen lo mismo de los medios de comunicación, esto dependerá de diversos factores como el sexo de la persona, su edad, etc. Por ejemplo, la gratificación que obtenga un niño mirando un telediario o leyendo un periódico no será muy parecida a la que obtenga su padre realizando la misma acción. El uso que se le quiera dar a los medios desde el poder, tampoco será concordante con el que pretenda la masa social. Desde el poder, como decían Lazarsfeld y Merton, “se espera que los medios cumplan la función de contribuir al conformismo social”, así pueden evitar que la sociedad sea exacerbada o que esté en continua confrontación con los poderosos sin sometimiento subordinado alguno.

La Teoría de los Usos y las Gratificaciones se basa en un público de carácter activo, que no acepta todo lo que se le dice sino que es capaz de seleccionar la información con la que quedarse tras decodificar el mensaje. Teniendo en cuenta esto, si el público no obtiene una gratificación por parte de un determinado medio, ¿sigue consumiendo sus contenidos? Esta no es pregunta de sencilla respuesta, aunque el mero hecho de “pasar el rato” ya implica una gratificación, un entretenimiento. Lo que si está muy claro es que así como el público necesita de los medios, éstos necesitan también del público. Por esto, los medios deberían perseguir siempre dar a su público la mayor gratificación posible en lugar de adoptar otras posturas u ofrecer a éste una serie de contenidos de baja calidad amparándose en que “es lo que el público quiere ver”, sin darse cuenta de que lo que están haciendo en realidad es rebajar a su propio público.

Para que los medios logren gratificar a sus espectadores, lo primero que tiene que ocurrir es que se produzca un proceso comunicacional entre ellos. Según Lundberg y Hulter “es el receptor quien determina primordialmente que un proceso de comunicaciones ocurra o no”. Esto no lo comparto, creo que no se debe enfatizar demasiado en el público ya que los medios tienen mayor importancia a la hora de otorgar gratificaciones, aún así es obvio que sin público nada funciona.

Algunas de las mayores gratificaciones que podemos obtener de un medio puede ser la de sentirnos identificado con lo que se está contemplando o con la información que se está recibiendo. Por ejemplo, a los inmigrantes les gusta que se traten temas relacionados con ellos en la televisión, a todo el mundo le gusta que se nombre a su pueblo en un periódico o en una radio. Este puede ser uno de los motivos de las iniciativas de televisiones autonómicas y locales, las personas de cada región se identifican con lo que observan ya que los temas que se tratan les tocan especialmente por cercanía y esto les produce una especial gratificación.
En lo referente a los usos que les podemos dar a los medios de comunicación de masas, uno de ellos es que nos ayudan a priorizar una u otra información. Gracias a ellos se establece la relevancia de ciertas noticias o acontecimientos debido a que el impacto de algo no es el mismo para el público si se trata en una primera página de un periódico o en un blog de Internet.
Otro uso puede ser el de ser capaces de enterarnos de las cosas a tiempo real o en un período de tiempo muy corto. Esto es muy útil y gratificante, por ejemplo podemos conocer al detalle los resultados de un proceso electoral a medida que se produce el escrutinio.
Además de lo dicho, los medios también nos sirven para estar informados sobre lo que sucede en nuestro alrededor, en nuestra cultura o en la sociedad en que habitamos. Utilizamos esta información que adquirimos para después, en nuestro ámbito más cercano, poder opinar con un criterio creado a partir de los conocimientos que adquirimos gracias al efecto de los mass media. Es gracias a este efecto también que podemos conocer culturas y formas de vida de otras partes del mundo gracias, por ejemplo a documentales.
No obstante, existen también una serie de usos que no resultan muy apropiados o productivos. Por ejemplo, es criticable el uso de los medios como “sustitutos de la acción”. Existen personas que se aíslan de su realidad más cercana, de sus problemas o preocupaciones, y utilizan a los medios para abstraerse. Olvidan su vida para concentrarse en temas globales tratados por los medios como si fuesen niños que no salen a la calle a jugar porque se quedan en su casa viendo los dibujos animados.

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