sábado, 18 de febrero de 2012

MÉXICO, LA VIOLENCIA COMO REALIDAD

Los ciudadanos mexicanos han tenido que aprender a convivir durante los últimos años con una ola de violencia generalizada que roza la cotidianeidad. No hay día en que los medios de comunicación nacionales no bombardeen a los mexicanos con noticias sobre muertes, ajustes de cuentas o asesinatos de ciudadanos a manos de los cárteles del narcotráfico.

Esta situación de violencia extrema explotó a partir del año 2006 cuando el presidente Felipe Calderón llegó al poder e inició su particular guerra contra el crimen organizado. El Gobierno del Partido de Acción Nacional (PAN) llevó a cabo medidas de gran dureza y privilegió el papel de las Fuerzas Armadas para enfrentarse a los narcotraficantes. Sin embargo, las casi cuarenta y cinco mil muertes que se han producido en los últimos cinco años no parecen indicar que la cruzada de Calderón contra el narcotráfico esté mejorando una situación que se remonta a la década de los setenta[1]. Dados estos datos no parece sorprendente el hecho de que la inseguridad y la violencia se hayan convertido en el mayor tema de preocupación de los mexicanos.[2]

LAS FUERZAS POLICIALES, BAJO SOSPECHA

La corrupción del sistema ha llegado hasta tal punto que los ciudadanos ni siquiera pueden tener plena confianza en las fuerzas policiales ya que muchos de sus miembros están amenazados o actúan en consonancia con los cárteles. Prueba de ello fue la detención, el pasado 4 de octubre, de casi dos centenares de policías para ser investigados por presuntos vínculos con los cárteles de la droga.[3] De ellos, un total de 73 individuos fueron sometidos a prisión preventiva por presunta participación en delitos como secuestro, homicidio y espionaje de autoridades para el crimen; según informó el diario El Universal de México.[4]

Esta situación de desconfianza preocupa especialmente a las autoridades mexicanas debido a que puede ser una causa que provoque la aparición de grupos paramilitares que se tomen la justicia por su mano. El 21 de septiembre de este año 35 cadáveres fueron encontrados abandonados en una avenida principal de la ciudad de Veracruz con señales de haber sido torturados.[5] Todos los fallecidos estaban relacionados con el crimen organizado. El grupo Los Mata-Zetas se adjudicó la matanza a través de Internet, además de publicar una serie de vídeos en los que hablan de sí como “el brazo armado del pueblo” y se ponen como objetivo erradicar el grupo Los Zetas (una de las dos bandas de crimen organizado más importantes de México). [6] Se trata de una muestra del hartazgo de la población civil con respecto a la situación criminal que lleva años sin mejorar. Sólo en las dos semanas posteriores hasta 46 nuevos cuerpos fueron encontrados.

LA DURA SITUACIÓN DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Además de los ciudadanos, los medios de comunicación se han transformado en los otros directos damnificados por la incesante violencia. Informar sobre los sucesos desde dentro de las fronteras mexicanas se ha convertido en materia muy arriesgada, numerosos periódicos y emisoras de radio mexicanas, en su mayoría de zonas fronterizas con EE.UU., han dejado de informar por miedo a convertirse en blanco de los miembros del cártel.

Los periodistas tanto internacionales como locales que desarrollan su labor en el país trabajan en una situación de alerta y amenazas, hasta 12 profesionales fueron asesinados en el año 2011 y la cifra asciende a 50 si contamos desde el año 2006. Unos números que podrían elevarse si tenemos en cuenta la cantidad de casos de periodistas desaparecidos que no han sido resueltos. Esta situación ha derivado en que México haya sido considerado por segundo año consecutivo como el país más peligroso del mundo para ejercer la profesión periodística.[1]

Los narcotraficantes intentan manipular el poder de la prensa a su antojo y con el fin de lograr sus propios objetivos. No sólo persiguen amedrentar a los periodistas para que no investiguen determinados casos de corrupción o soslayen ciertas informaciones, sino que también llegan en ocasiones a dar instrucciones o dejar mensajes en los cadáveres para que los medios publiquen lo que ellos desean. “Los narcos tienen una noción muy depurada de las relaciones públicas y se fijan mucho en el espacio que reciben sus crímenes. Es una dinámica muy peligrosa y muy delicada porque saben que una decapitación tendrá mayor despliegue que una balacera y nos lo hacen saber. Incluso dejan cadáveres en las calles con mensajes del tipo ‘publiquen esto”, según contaba el pasado 30 de octubre Javier Garza, director del periódico regional El Siglo de Torreón.[2] Diario cuyas instalaciones ya han sido atacadas en dos ocasiones por grupos armados.[3]

La alternativa que encuentran los ciudadanos mexicanos para mantenerse informados acerca de la situación de la seguridad está en Internet y en las redes sociales, donde hallan información a la que no podrían acceder por otros medios. No obstante, estos medios también pueden convertirse en armas de doble filo. Gilberto Martínez Vera y María de la Luz Bravo Pagola, ambos maestros de un colegio de Veracruz, fueron acusados de terrorismo y sabotaje por haber difundido a finales del mes de agosto falsos mensajes alarmantes a través de sus cuentas de Twitter con los que provocaron una verdadera psicosis en la ciudad.[4]La situación llegó a tal punto que el propio gobernador veracrucense, Javier Duarte de Ochoa, se vio obligado a intervenir para calmar a la población y desmentir las informaciones difundidas. Como consecuencia del caos generado a través de mensajes en redes sociales, un mes después el Congreso de Veracruz aprobó una reforma del Código Penal mexicano que tipifica como delito la perturbación del orden público y persigue, según palabras del gobernador Duarte, “castigar la intención perversa de alterar el orden, la falsedad de la información y la causación efectiva de una perturbación, de la cual dependerá la sanción a imponerse”.[5]

INCERTIDUMBRE ANTE UN FUTURO CAMBIO DE POLÍTICAS

La inefectividad de las medidas llevadas a cabo por Calderón para rebajar la violencia ha sido el elemento principal que ha provocado el desgaste de su Gobierno. El Partido de Acción Nacional goza de una impopularidad generalizada durante este último año de su mandato, una situación comparable a la vivida por el ex-presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante los últimos meses de su gobernanza. La debilidad del gobierno de Calderón se acentuó aún más con la muerte el 12 de noviembre del secretario de Gobernación mexicano, Francisco Blake Mora, tras desplomarse el helicóptero en el que viajaba. Más allá de que en su momento se barajaran diversas teorías, al final parece haberse concluido que no existen motivos para pensar que no se tratara de un accidente. La pérdida del que fuera su mano derecha durante los primeros años de legislatura, significa una dura prueba para Calderón en su último semestre en el poder.

La guerra contra el narcotráfico será, sin ninguna duda, un tema que marcará la campaña electoral que se iniciará en 2012. Algunas voces como la del ex presidente de México, Vicente Fox, ya han lanzado la idea de un giro en la política anti-narcotráfico con la posibilidad de iniciar una negociación directa con los cárteles. La mayor parte del pueblo mexicano no desaprobaría una medida de este tipo.

Los sondeos más recientes indican que las elecciones generales mexicanas del 1 de julio traerán la alternancia y darán como ganador al candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional), Enrique Peña Nieto, casi por inercia y sin necesidad de grandes propuestas. Esto significaría el regreso al poder de este partido doce años después. Queda por ver si la llegada del nuevo candidato a la presidencia supone la puesta en marcha de una política más efectiva en pos de atenuar la violenta situación que vive el país.


[1] “La historia mexicana con el narcotráfico se remonta a la década de los setenta, cuando grupos en el Estado de Sinaloa, en el noroeste del país, se hicieron con el control del negocio, parte del cual mantienen aún hoy día”. Del reportaje México se consolida como nuevo epicentro del tráfico de drogas, de María José González Rivas. El País, 5 de octubre de 2011.

[6] (Vídeo) Narcocomunicado de los Mata-Zetas http://www.youtube.com/watch?v=t3EyJuXzNWE

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