martes, 2 de junio de 2009

La Integración en Europa (texto)


El texto objeto de comentario es informativo, de temática política económica y fuente secundaria (historiográfica), forma parte d uno d los mejores manuales universitarios d Historia Económica de la España Contemporánea. El texto aporta una percepción valorativa muy positiva d los efectos dl ingreso d España en la CEE en 1986. Esta valoración, en términos generales coincide con la dominante entre la clase política española actual, la casi totalidad de los especialistas en Macroeconomía y entre la sociedad española.

Conforme a lo planteado por el profesor Myro, la significación del ingreso en la CEE es la culminación dl proceso d apertura y liberalización d la economía española ya iniciado en 1959 con el Plan de Estabilización. En ese momento la dictadura franquista rompe con la política económica d autarquía q se conectaba con toda una tradición proteccionista q se retrotrae a la Restauración y se fortalece durante la dictadura d Primo d Rivera. La España de Franco, desd los años 60 experimentó un crecimiento económico espectacular (desarrollismo), q permitió una modernización económica considerable gracias a la industrialización. Este proceso implicó cambios sociales importantes (urbanización, aumento d influencia d las clases medias…) q no se vieron acompañados por un cambio de régimen en ese momento. La dictadura d Franco pidió el ingreso en la CEE en 1962 pero su pretensión fue rechazada por no cumplir el país con el requisito democrático: influencia del Congreso (Contubernio) del Movimiento Europeo en Munich. El interés puesto por la dictadura permitió la firma del Acuerdo Preferencial de 1970. Este acuerdo supuso un hito en el proceso d apertura pues permitió una amplia reducción d los aranceles por ambas partes (CEE y España), q afectó d forma sorprendentemente favorable a las exportaciones agrarias e industriales españolas.

La crisis del petróleo de 1973 afectó duramente a España. No se tomaron rápidas medidas de ajuste. Crecieron la inflación y el paro. Durante la Transición Democrática, a través de los Pactos de la Moncloa (1977), se logró reducir la conflictividad laboral y detener la inflación, pero el desempleo siguió en un crecimiento q no se detuvo hasta la segunda mitad d los ochenta.

Tras las Elecciones Generales de 1977, la nueva España democrática sí cumplía los requisitos políticos para el ingreso en la CEE por lo q este fue solicitado nuevamente (julio 1977, por el ministro d AA.EE. Marcelino Oreja), pero los contextos económico español e institucional d la CEE no eran favorables. Francia lideró una actitud d resistencia a las pretensiones españolas, por temor a la competencia d sus productos agrarios y pesqueros. Tampoco ayudaron al proceso algunas crisis como el intento d golpe d estado d 1981, la escasa colaboración francesa en la lucha contra ETA, la ausencia d respaldo español al R.U. en la Guerra d Malvinas, la no apertura d la verja d Gibraltar y, especialmente, la resistencia d varios estados europeos muy atlantistas a aceptar la revisión del ingreso d España en la OTAN q pretendía el PSOE d Felipe González cuando accedió al Gobierno en 1982. Ese gobierno revisó la posición antiatlantista previa y logró q en el referéndum celebrado en 1985 triunfase la permanencia.

Tras una larga y dura negociación técnica, llevada por el entonces ministro d AA.EE. Fernando Morán y por el Secretario d Estado de Relaciones con la CEE Manuel Marín, se llegaron a aprobar los términos del Acta de Adhesión (condiciones concretas) q se incluyó como instrumento dl propio Tratado Internacional de ingreso. Este Tratado, norma con rango de ley, fue firmado el mismo día, 12 de junio d 1985 por los gobiernos español y portugués. Posteriormente sería formalmente ratificado por los parlamentos d los estados miembros d la CEE (entonces 10), además d los parlamentos portugués y español. En el caso d España fue aprobado por unanimidad, d modo q entró el vigor el 1 d enero d 1986, fecha formal d ingreso d España y Portugal en la CEE.

El Acta de Adhesión fue interpretada entonces como un documento q implicaba importantes cesiones por parte d España. La industria española no era competitiva por lo q algunos sectores debieron realizar procesos de reconversión industrial. También fue imprescindible privatizar empresas estatales entonces pertenecientes al INI. En general, se potenció la inversión d capital en tecnología, la eliminación d unidades d producción más obsoletas, la reducción d mano d obra y una mayor cualificación profesional. D otra parte, las ventajas q deparaba el acceso a la Unión Aduanera en sectores muy competitivos españoles como el agrario, el pesquero, o algunos d industria ligera, se redujeron porq se fijó un período transitorio general largo d siete años. Otro factor q ayuda a explicar este proceso y q apunta el profesor Sánchez Marroyo, es q la adaptación española al Acta d Adhesión coincidió con el fijado para el paso en la CEE d la simple “Unión Aduanera” (libre circulación d bienes y servicios) a “Mercado Único” (también circulación libre d capitales y mano d obra, normativas d regulación económica y productiva comunes, Sistema Monetario Europeo, armonización fiscal indirecta a través del IVA, etc). En cierto sentido, el ingreso d España en la CEE coincidió con un paso adelante general en la construcción económica europea, lo q hizo el proceso aún más complejo.
Otro aspecto a considerar fue la necesidad d modernizar el sector público, reduciendo su intervencionismo productivo y regulador conforme a los criterios d una economía d mercado abierta.
Tema polémico, no citado en el texto, fue la situación d Canarias, Ceuta y Melilla, q quedaron excluidas d la unión aduanera comunitaria como forma d proteger sus privilegios fiscales. Pronto se observó el efecto desfavorable d la medida en el caso d Canarias, por lo q se renegociaron las condiciones en 1991, sin necesidad d modificar el Acta de Adhesión. Canarias mantuvo buena part d sus singularidades fiscales pero ya sí pudo integrarse en la PAC.

Aunq el período transitorio fue duro y los efectos inmediatos poco favorables, pronto la economía española salió beneficiada. La competencia europea favoreció la mejora d la competitividad productiva española, los precios se estabilizaron al haber más competencia, aumentó mucho la inversión extranjera d empresas d otros estados d la Unión, los fondos estructurales europeos (FEDER, FEOGA…) subvencionaron los ajustes productivos d los productores menos competitivos, financiaron obras públicas… Poco a poco España redujo su diferencia d renta per cápita en relación al nivel medio d la UE y la sociedad española pudo así apoyar las iniciativas d los gobiernos, primero d Felipe González y luego de Aznar, para profundizar el proceso d construcción europea, no ya sólo económica, sino tmb d unidad política.
También se han apoyado los procesos d ampliación de 1995 (Europa d los 15) y el más reciente a Europa dl Este. Ahora q España ya es uno d los estados con más renta y mayor nivel d vida d la UE, pasará muy pronto de ser receptor d ayudas a ser contribuyente. Será entonces cuando se pueda probar el verdadero europeismo d la sociedad española.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta bien!!! No en contraba el coment. Thanks